Desperté enfurecido,
aturdido y desorientado.
Mis manos, incrédulas,
palpaban las tristes sábanas,
huérfanas de tu presencia.
No conté con la fortuna
de encontrarte, aquella noche,
entre mis sueños furibundos.
Recordé, con dolor,
el intenso brillo gríseo
de tu cuerpo cromado.
El tacto de tus
metálicas caricias,
el sabor de tus besos
de metacrilato...
Deseé ser parte de tí,
que ambas materias
se fundiesen en una
misteriosa y vehemente
aleación.
Y pensé:"no puede ser"
Pensé:"tan fría y, sin embargo,
tan cálida"
No comprendo...
plagada de energía,
circuitos y engranajes,
...Tan rotundamente máquina,
tan profundamente humana
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